jueves, 23 de diciembre de 2010

Obras comentadas 5

Ermita de la Vera Cruz,  de Maderuelo: La "Jerusalén celestial"

La primera noticia acerca de la decoración del ábside de esta iglesia segoviana se produjo en 1907, poco tiempo después se le otorgó la consideración de Monumento Nacional y, en 1947, las pinturas que cubrían el ábside rectangular cubierto con bóveda de cañón, fueron arrancadas y trasladadas al Museo del Prado de Madrid, en el que se construyó un espacio que reproduce exactamente su ubicación original en esta villa segoviana.


La pinturas cubrían todos los paramentos del ábside, incluidos el muro de la cabecera y el de los pies, de tal manera que se pueden establecer tres ámbitos iconográficos distintos; la bóveda y los muros laterales nos muestran los distintos niveles de acercamiento a la Gloria de Dios, en el muro oriental la adoración del Cordero y distintos temas del Nuevo Testamento y, por último, en el muro de los pies, escenas del Génesis. 

En un hipotético recorrido, el fiel dirigiría su mirada hacia el muro de entrada, en el que contemplaría la pérdida del Paraíso por el pecado de nuestros primeros padres. Más tarde, encontraría la redención del ser humano y el sacrificio de Cristo, de esta forma estaría preparado para ver como la Gloria de Dios es el fin último de la existencia y que aquellos que han cosagrado su vida a la fe estarán próximos al Creador.



Nuestro recorrido comienza en el muro oeste, donde se encuentra la puerta de ingreso. En la parte superior, en el lado izquierdo, se representa la creación de Adán, y, en el lado derecho, la escena del Pecado Original, en la que el hombre parece atragantarse con el fruto que Eva ha tomado del árbol de la sabiduría. Es curiosa la forma esquemática e infantil de representar los desnudos (ver comentario específico bajo estas líneas).








En el muro del testero encontramos dos partes claramente diferenciadas. En la zona superior una gran cruz llevada por ángeles tiene como centro un círculo que encierra el Agnus Dei. En los ángulos vemos a Abel haciendo su ofrenda a Dios y a Caín, cuyo tributo es rechazado mediante unas ondas simbólicas. En la parte inferior dos escenas del Nuevo Testamento se dividen por la ventana. A la izquierda de la misma la Magdalena lavando los pies de Cristo con sus cabellos y, a la derecha, una Epifanía con un único Rey Mago.






La bóveda de cañón nos muestra la figura de Cristo en Majestad rodeado de la mandorla que es llevada por ángeles. La prolongación de la bóveda hacia los muros laterales se divide en dos registros horizontales en los que se ubican diferentes personajes. 













En el registro superior una representación del Tetramorfos de forma antropozoomórfica acompañados de serafines y santos. 










En el registro inferior, bajo arquitecturas fingidas alusivas a la Jerusalén Celestial, el Colegio Apostólico.









Por sus características estéticas, estas pinturas se pueden adscribir al círculo del maestro de Taüll, que se explicaría por la presencia en estas tierras de un noble catalán enrolado en las huestes del rey Alfonso I el Batallador, rey de Aragón.

Obra: "Creación del hombre" y "pecado original"
Autor: Maetro de Maderuelo
Fecha: Siglo XII
Estilo: Románico
Técnica: Pintura mural al fresco
La ermita de la Veracruz, en el pueblo segoviano de Maderuelo, presenta todo su interior pintado. Posiblemente fuera una iglesia de los Templarios. En uno de sus frentes, hay dos escenas pintadas sobre un fondo uniforme blanco, separadas por un árbol sumariamente dibujado. A la izquierda vemos la creación del hombre por parte de Dios también junto a árbol. A la derecha se narra la escena del pecado, cuando, siguiendo literalmente el relato del Génesis, la mujer come del árbol prohibido instigada por la serpiente. En este caso, tanto el hombre como la mujer son ya conscientes de lo que han hecho, pues se cubren con hojas de higuera. El pintor ha sabido adaptar las escenas al espacio semicircular en que se encuentran. Los desnudos, pese a todos los convencionalismos, revelan la preocupación por reflejar los pormenores anatómicos (músculos, costillas, etc.) mediante un dibujo en sepia que contrasta con los perfiles negros, normales en la pintura románica, de las figuras. Se ha escogido el momento exacto, siguiendo la ascética cluniacense, que busca provocar el rechazo popular frente al pecado, expuesto a la vista. No hay que olvidar el carácter didáctico y moralizante de la pintura y escultura románcia. Las pinturas han sido arrancadas de su lugar y se encuentran en el Museo del Prado pasadas a lienzo.
 

 

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